El historiador griego Tucídides, en su Historia de la Guerra del Peloponeso, recurre a menudo a una misma locución para indicar el momento en el que los distintos pueblos de la Hélade se unieron para acometer algo en común, indicando con esta unión el comienzo de lo que después conoceríamos como “Grecia”. Reconocemos entonces la importancia que este hecho tuvo para la Historia de Grecia, y asumimos que cada vez que leemos “después de lo de Troya” , Tucídides marca un antes y un después. Todo cambió “después de lo de Troya”. “Lo de Troya” fue importante. 2.500 años después de Tucídides, los logógrafos modernos no pertenecen exclusivamente al gremio del periodismo. No hay más que agudizar el oído antes de entrar en el polideportivo de Mendizorroza en las dos últimas ediciones del Festival de Jazz de Vitoria. No importa quién ofrezca el concierto, ni su currículo, su categoría, su fama, su hábil mercadotecnia… Nada de eso tiene importancia, y los logógrafos que allí aguardan lo
De nada sirve si no tiene swing (Capítulo 1, versículo 1 del Jazz según Duke Ellington)