«De entre todo cuanto posee aliento y raciocinio, las mujeres somos la criatura más desgraciada» Resulta un reto estimulante que el lector trate de ubicar temporalmente la autoría de esta frase sin dar un contexto. ¿Exagerada? ¿Acertada? ¿Depende? Efectivamente, el contexto importa: da profundidad y sentido. Esta confesión sale de los labios de Medea en la versión de Eurípides. Fue escrita en el siglo V a. C. Medea es posiblemente la tragedia «de la venganza» por excelencia, pero no es en absoluto la única temática de peso que trata. De hecho, muy a menudo se olvida que la semilla de la tragedia es un sentimiento que se compartirá en todas y cada una de las tragedias (y comedias) clásicas protagonizadas por mujeres: la frustración . La capacidad artística y humana de describir esta frustración hace 2.500 años es abrumadora: frustradas las mujeres troyanas , tratadas como botín de guerra; frustrada Antígona por la injusticia y el abuso de poder; Clite...
De nada sirve si no tiene swing (Capítulo 1, versículo 1 del Jazz según Duke Ellington)