Terminaba 2017 cuando se creó el colectivo We Have Voice . En él un grupo de mujeres relacionadas con el jazz escribía una carta abierta enfocada a acabar con la discriminación y el abuso sexual, invitándonos a firmar para comprometernos con una cultura equitativa. Medio año y casi mil firmas después, el colectivo hace hoy público un código de conducta en el que ha estado trabajando con prolija dedicación. Este código se presenta sobre dos pilares: definiciones y compromisos . El hecho de que ofrecer definiciones sobre consentimiento y abuso sea tan categóricamente necesario debería responder a un chasquido de vuelta a la vigilia para quien aún ande desorientado sobre realidades vitalmente fundamentales. Esta última semana en España ha sido doloroso comprobar que, en efecto, no sólo la consideración de qué es consentimiento sino, directamente, la de violación es interpretable a efectos legales, dependiendo por tanto de la visión de un individuo por carecer la ley de una...