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Mostrando entradas de noviembre, 2007

Capítulo II. Antonio Serrano/Benny Golson Quartet

Antonio Serrano (cuarteto). Benny Golson Quartet. Jueves 22 de noviembre de 2007. 21:00. Centro Cultural de la Villa. Casi lleno. Antonio Serrano debería estar reconocido por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen. Es figura del jazz. La noche del pasado jueves fue de las que no se olvidan. Fiesta. Gran fiesta. El cuarteto de Antonio Serrano presentó su último trabajo, "Armonitango" , homenaje y disfrute de la obra de Piazzola a partir de un proyecto del pianista José Reinoso y el propio Serrano. Comenzó el concierto suave, con Milonga del ángel, pero enseguida, Contrabajeando, este "Áyax" de la armónica nos puso sobre aviso de lo que nos esperaba . A partir de un paseo a Bach en solo de armónica llegaron más tanguitos, esta vez a dúo, con su coartífice y pianista José Reinoso. Pero aún quedaba mucha noche; fue entonces cuando llegó un momento clave, justo, que se agradeció, que se disfrutó mucho: Horacio Fumero, sin acompañamiento alguno, hizo su

Capítulo I. 'The Joshua Redman Trío'

Carles Benavent Quartet. The Joshua Redman Trio. Jueves 15 de noviembre de 2007. 21:00. Centro Cultural de la Villa. Casi lleno. Inauguró la velada uno de nuestros músicos de toda la vida, el bajista Carles Benavent, coprotagonizando guión con Jordi Bonell a la guitarra. Optó Benavent por la fiesta de la fusión, con su visión jazzera de la bulería y del flamenco en general –ahora tan en boga, pero presente casi desde siempre en músicos como él–. Trajo además una sorpresa que marcó un punto de inflexión en lo que sería el carácter del resto del concierto de la(s) mano(s) de un músico al que conoció tocando en la calle, junto a la Catedral de Barcelona: Ravid Goldschmidth, que ejecutó el curioso y efectista hang. El sonido y la apriencia del hang, con su forma de lenteja espacial y su melodía envolvente, junto con la presencia de Goldschmidth, de blanco inmaculado hasta en los guantes, provocó una evidente atención y atracción en el ya incorpóreo público. Tras el descanso, un impacie

Joshua Redman, el niño bonito del saxo tenor

La primera vez que estuve en un concierto de Joshua Redman pensé que acababa de descubrir América. Me duró la sonrisa tonta al menos un par de días. A menudo hemos podido leer que "la cumbre del saxo tenor" o que "los 4 grandes del tenor" son Shorter, Marsalis, Lovano y Redman. Yo no lo sé. Seguramente muchos podrían proponer a otros grandes, otros más grandes, otros muchos grandes, o incluso asegurar que grande sólo queda Rollins (cada vez que aparezca este nombre, recomendaría que todo mi auditorio internáutico se pusiera en pie). De lo que no cabe duda es de que todos tenéis una o varias razones para no perderos la suerte de disfrutar de un concierto de Joshua Redman. Aquí van algunas: Eres bebopero. No te gusta el jazz. Prefieres la música melódica. Te aburre la música sin ritmo. Te gustan los conciertos acústicos. Prefieres los efectos electrónicos. La en apariencia incongruente lista podría seguir y seguir. Si consideráis que todo esto es imposible, lo mejor

Ornette Coleman, más allá del 'freejazz'

No deja de resultar paradójico que me encuentre escribiendo sobre el género de jazz que menos me simpatiza y al que menos tiempo dedico. La culpa de que me decida a hacerlo la tiene toda Ornette Coleman, ese señor elegante y apacible, al que tanto tiempo y esfuerzo le llevó que se aceptara su concepción visionaria, que ya en la década de los cincuenta provocó todo tipo de posturas enfrentadas entre el público, la crítica y los propios músicos. No seré yo quien defina el freejazz; en primer lugar, porque seguramente, sólo con acercarme al concepto y a la etimología, resultaría un ladrillo insufrible, y en segundo lugar porque creo mucho más didáctico y reconfortante recurrir directamente a la música en sí. De eso sí puedo atreverme a contar. Contar que yo temía que con Ornette Coleman sucediera como con tantos otros conciertos de este género del Género, que me encontrara de repente en cualquier otro sitio que no fuera el concierto en el que estaba, en pocas palabras y con un poco

Impresiones, escenarios, músicos y estrellitas

Bueno, pues la semana que viene empieza el cotarro. Tenemos por delante casi un mes de actuaciones. Mucho jazz. Tanto, que no podremos verlo todo; ya se sabe que quien mucho abarca, poco aprieta. Y es una lástima, porque por el dichoso problemilla de no tener el don de la ubicuidad, se nos escaparán los conciertos como arena entre los dedos, para que después llegue diciembre, enero, febrero (podéis seguir vosotros solitos con la enumeración hasta julio) y pasemos por época de vacas flacas jazzeras. ¡Benditos clubes! Menos mal que quedarán ellos para darnos nuestra dosis. No voy a enumerar la oferta de conciertos del festival, para eso está su página web oficial , pero sí me gustaría hacer algunos primeros comentarios. La sensación después de echar un primer vistazo al programa es bastante buena, de hecho es más que eso; este año han conseguido que salivara; bien es cierto que traen a algunos de mis músicos favoritos, así que disculpad si respecto a ellos no logro ser muy imparcial. Au