Ira Gitler con Dexter Gordon (© Mary Jo Schwalbach Gitler) |
Da igual cuántos libros haya leído sobre jazz, estoy convencida de que he aprendido mucho más con las notas de los discos. Es agridulce pensar en ellas, en esas palabras que acompañaban una obra musical y le daban contexto, nos empujaban hacia una experiencia mejor, formaban, informaban, completaban...
Raro es encontrar un disco con notas hoy en día. Esto responde a varias razones: en primer lugar, el streaming, en el que, claro está, si no se nos proporciona los nombres de los intérpretes y compositores de un álbum, mucho menos va a suceder con un texto que acompañe a esa obra.
Encuentro que otra razón de peso es la realidad de la industria musical, donde cada vez más músicos optan por la auto-producción por una serie de razones que merecerá la pena abordar en un futuro, y muchas veces no se puede o no se sabe completar un álbum con un texto que al menos presente lo que vamos a escuchar.
Esta carencia de notas en la industria musical resulta muchas veces en la idea del especialista de un oficio antiguo, como algo definitivamente pretérito y casi exótico.
Sin embargo, afortunadamente, las notas de los discos no han desaparecido aún. El hecho de que exista un premio Grammy a las mejores liner notes indica que, efectivamente, son reconocidas como parte importante de un álbum.
Ira Gitler nació en Brooklyn en 1928: el lugar y la fecha adecuadas para estar en el meollo del jazz; porque no sólo contó el jazz, sino que lo vivió con pasión y devoción. Se mimetizó en la música y en quienes la creaban.
En este tiempo nuestro en el que se confunde la crítica con la promoción y la divulgación con la hipérbole es más necesario que nunca reivindicar el trabajo de los profesionales en peligro de extinción; estos logógrafos del jazz: testigos comprometidos con un trabajo honesto, guiados por la sensibilidad y el respeto necesarios para el desempeño de este trabajo.
Gitler vio nacer y desarrollarse el bebop y el hard bop, los dos lenguajes musicales que más amó y mejor conoció. Es lo que tiene prestar atención a cómo se va hilando la historia, porque aquel joven estudiante que escribía sobre jazz y hockey en la universidad no imaginaba que sería nombrado NEA Jazz Master tras una vida de pertenencia a la comunidad jazzística: su interacción con los músicos, sus textos en diversas publicaciones, sus libros (Jazz Masters of the ’40s y Swing to Bop)... y sus cientos de notas para discos.
Notas de Ira Gitler para Soultrane |
Esa cualidad de atención hizo que hacia 1958 reconociera que la técnica que había alcanzado John Coltrane necesitara una denominación específica, de modo que cuando escribió las notas para Soultrane acuñó para la historia el término Sheets of sound para describir ese efecto de capas de sonido que creó Coltrane.
Fue su hijo Fitz quien me confirmó el fallecimiento de Gitler hace unos días con estas palabras: "Ahora esta absorbiéndolo todo, sentado en el gran club del jazz en el cielo".
No puede ser de otra manera.
© Mirian Arbalejo
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