Gregory Porter durante su actuación en el Festival de Jazz de Madrid (Fotografía de Álvaro López del Cerro) Debí haber prestado más atención a las señales. No sólo porque las entradas para el concierto que ofreció Gregory Porter en Madrid llevaban tiempo agotadas , sino porque al llegar al Centro Cultural de la Villa/Fernán Gómez encontré seguidores del cantante que sostenían con cierta solemnidad carteles en busca de una entrada . Menor discreción mostraban aquellos que acechaban en la taquilla pidiendo, suplicando, mendigando u ofreciendo pingües lucros a cambio de mi acreditación. Ya en el auditorio, Porter (Los Ángeles, 1971) fue recibido entre vítores , aplausos y sonrisas de devoción. Es un músico muy querido , cierto, y esta entrega de su público no responde únicamente a su talento como vocalista —con ese timbre de enorme expresividad y profundidad que lo caracteriza en torno a su amplia tesitura de barítono— sino también a su carisma . Dominar un escenario y ...
De nada sirve si no tiene swing (Capítulo 1, versículo 1 del Jazz según Duke Ellington)