Una de las preguntas que más temo pero que más me hacen es qué
escuchar para iniciarse en el jazz.
Desde que utilizo las redes sociales, me topo con esta pregunta, como
mínimo, una vez por semana. Y ésa es la razón principal por la que me he
decidido a escribir este texto.
escuchar para iniciarse en el jazz.
Desde que utilizo las redes sociales, me topo con esta pregunta, como
mínimo, una vez por semana. Y ésa es la razón principal por la que me he
decidido a escribir este texto.
Es imposible dar una respuesta general porque no existe un comodín que
responda a los gustos personales de cada uno. Pondré como ejemplo al
aficionado al rock que pide la recomendación; podemos sugerir piezas que
compartan un cierto lugar común, pero sin conocer la discoteca del
interesado y sus inclinaciones dentro de su género favorito, veo difícil crear
una norma general que sirva para todos.
responda a los gustos personales de cada uno. Pondré como ejemplo al
aficionado al rock que pide la recomendación; podemos sugerir piezas que
compartan un cierto lugar común, pero sin conocer la discoteca del
interesado y sus inclinaciones dentro de su género favorito, veo difícil crear
una norma general que sirva para todos.
A lo que sí voy a atreverme es a dar unas pautas que puedan compensar la ausencia de receta mágica; datos, recursos e incluso actitudes que a mí me han resultado de utilidad en estos 20 años de relación estable que llevo con el señor jazz.
No obsesionarse demasiado con las etiquetas.
Miles Davis odiaba la palabra jazz, mientras que a Dexter Gordon le
encantaba. Por otra parte, sí encontraréis a Miles hablando de cool con su
música introspectiva en pequeñas formaciones, pero también lo hará Shorty
Como todo en esta vida, el jazz cuenta con su propio argot; no te obsesiones por dominarlo, se irá haciendo familiar poco a poco. Os recomiendo este vídeo de NPR Music, en el que Kris Bowers nos muestra en 11 minutos un paseo por la historia de los géneros del jazz a través del piano.
Evita los prejuicios.
En una ocasión me presentaron a una persona que a modo de introducción medijo "me llamo tal y odio el jazz". Al cabo de un rato bailaba desatado
mientras nos comunicaba que ignoraba quién era el autor, pero que le
encantaba ese tema. El autor era Herbie Hancock, y el tema, Cantaloupe
Island. El género era jazz.
Con esta anécdota quiero mostrar algo que quienes me conocen me habrán
escuchado más de una vez: que el jazz es un género con multitud de
subgéneros; tantos que es difícil que no haya alguno cercano a los gustos de
cada quién.
Creo que todos los géneros musicales tienen exponentes buenos; en el jazz,
además, son increíblemente diversos.
No es necesario un gran conocimiento para disfrutar de algo.
Es cierto que el conocimiento siempre eleva en mucho la capacidad dedisfrutar del objeto de nuestros deseos. Pero también creo que la curiosidad
es un tipo de intuición moldeada con nuestra forma; determina lo que
llama nuestra atención de un modo real, y no lo que creemos que debería
llamarla.
Es bueno hacer caso a nuestra curiosidad. Compensa el conocimiento en
estadios en los que aún no es significativo y, finalmente, si somos
constantes, nos resultará un complemento imprescindible según vayamos
acumulando datos en nuestra memoria.
Tomad por ejemplo una persona a quien le gusta leer. Si tiene conocimientos
de Historia de la Literatura, le resultará mucho más fácil determinar qué
épocas, géneros o autores se adaptan mejor a sus gustos. No obstante, lo
cierto es que, tenga o carezca el lector de estas herramientas, los textos van
a estar a su alcance siempre; de modo que llegar a disfrutar de un libro
predilecto supondría sólo una cuestión de tiempo.
Con la música de jazz sucede igual: los discos están siempre ahí esperando a
ser descubiertos (o redescubiertos, como veremos más adelante).
Huye de los tópicos.
"El jazz no es la imagen del negro con la trompetita": esta frase me la dijoun músico cuyas opiniones respeto; y posiblemente llamó mi atención a partir
de esta máxima. Sencillamente porque es cierto.
Al margen de los gustos personales de cada uno, sería un error acotar algo
tan vasto como el jazz a una única imagen cultural. Si no trascendemos los
períodos y lugares, nos estamos perdiendo oportunidades preciosas de
conocer y, por tanto, de disfrutar.
Huye del pedante.
Echa a correr en dirección contraria en cuanto escuches una frase pedante oredicha. Si no te es posible por alguna norma básica de educación,
enciende el piloto que utilizas cuando habla un político en televisión o
piensa en la lista de la compra. En serio, no sólo no es necesario sino que,
en mi experiencia, es algo profundamente ajeno a lo que sucede cuando
empieza a sonar la música. El jazz es una música culta pero a la vez es un
género popular, se disfruta mejor en un club que en un teatro, y encuentra
en una jam el ejemplo perfecto de interactuación e improvisación: un lugar
de paso para los músicos que van subiendo y bajando del escenario sin
programa establecido previamente. Supongo que en ello se basan Herbie
Hancock y Wynton Marsalis para definir el jazz como un acto democrático. Es
algo que sucede ante nosotros; que está a nuestro alcance.
Si él no es pedante con nosotros, ¿por qué deberíamos serlo nosotros con él?
Aprovecha las herramientas.
Para simplificar el catálogo, diría que hay dos tipos de herramientas: lasfísicas y las digitales.
Entre las físicas recomiendo vivamente acercarse a los conciertos;
especialmente en los clubes, que es donde suceden las cosas. Visitad las
plataformas de venta y las discotecas de la red de bibliotecas
públicas: no he estado en ninguna que no cuente con una colección de jazz.
Entre las digitales, la madre Internet es, claro está, la reina. En el apartado
"¿Perdido?" del blog recomiendo algunos lugares de referencia para
aprender y/o profundizar pero, al margen de estas valiosas plataformas, no
puedo dejar de recomendar dos opciones increíbles que nos brinda la red.
El primero de ellos es la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de
América (Library Of Congress). En ella encontraréis material para escuchar,
leer o realizar visionados para tres vidas. La Biblioteca del Congreso es
Jauja para el aficionado al jazz.
Mi última recomendación es, posiblemente, mi favorita. No puedo dejar
de mencionar plataformas como Youtube para curiosear vídeos o las
numerosas opciones existentes para audio (ad libitum). Dentro de estas
últimas, considero que los podcast resultan de verdadera utilidad; ya no
necesitamos coincidir con el horario de una retransmisión para poder seguirla.
Existen multitud de podcast sobre jazz a vuestro alcance, en diversos
idiomas, estilos y formatos radiofónicos. Por la deuda que tendré siempre con
Cifu y su Jazz porque sí como aficionada al jazz, os remito a la sección
A la carta de RTVE. Es el mejor lugar para empezar.
Después, será el mejor lugar para quedarse.
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