Existe un raro equilibrio en To Duke (RogueArt, 2015) difícil de encontrar en otros discos que han deseado rendir homenaje a la música de Duke Ellington. Contamos con ejemplos memorables de sus coetáneos y otros no tan afortunados de los nuestros, en ocasiones perdidos al intentar modernizar la música del duque: para modernizar se tiene que partir de la consideración de algo antiguo. Trascender este error es lo que hizo de Thelonious Monk Plays Duke Ellington o del trabajo que hoy nos ocupa, To Duke, obras definitivamente merecedoras de pertenecer a nuestras discotecas.
Efectivamente, en este último trabajo del prolífico pianista Matthew Shipp (Willmington, 1960) encontramos ese equilibrio entre identidades musicales confluyendo de manera resolutivamente creativa. Para esta aventura musical —y posiblemente vital— Shipp ha formado un trío que ya pudimos conocer en trabajos previos: el contrabajista Michael Bisio y el baterista Whit Dickey.
Prelude to Duke es la breve introducción compuesta de Shipp para conseguir atraer nuestro estado mental al mundo de Ellington en tan solo 43 segundos.
Con el engarce de realidades musicales que supone la interpretación de este trío de In A Sentimental Mood se logra hacernos trascender en el tiempo para llevarnos a un escenario creativo fascinante en el que la tensión emotiva del trabajo rítmico crea una realidad paralela a la de la melodía del piano. Encontramos así que la digitación de Bisio avanza en simbiosis con el trabajo de Dickey para alcanzar una emoción musical desapacible capaz de, en su aparente caos, magnificar el trabajo melódico de Shipp. Es una revisión impactante del clásico de Ellington, de una pureza atemporal y con una carga de admiración y conocimiento del trabajo de Duke que no se pretende disimular en ningún momento de este trabajo.
No es de extrañar el conocido interés de Shipp en los estándares de jazz, pues en este trabajo vuelve a quedar claro su deseo de desvelar y transmitir el gran mensaje que supone una pieza musical; así sucederá con Satin Doll, donde si bien despliega Shipp una lectura cercana al avant-garde habitual en muchos de sus trabajos, no abandonará el swing percusivo marca ducal de la casa para esta composición. En esa misma disyuntiva se encuentra Michael Bisio al elegir I Got It Bad And That Ain’t Good para emprender un viaje con su contrabajo, en el que la búsqueda y la curiosidad musical marcará un motiv con más peso que el propiamente melódico.
Take the A Train recrea y se recrea en la energía del clásico de Strayhorn, convirtiéndolo en la pieza más larga del disco. En este tren de vagones cargados de géneros e ideas se recorre uno de los tramos más enérgicos de la obra.
Shipp retomará la composición con Tone Poem For Duke, cuyo título refleja perfectamente lo que habremos de encontrar en esta pieza, en la que el trío deja que su música se exprese en términos más cercanos a la música clásica contemporánea y a la improvisación libre, característicos de gran parte de su histórico musical.
En Prelude To A Kiss se pueden escuchar dos pianos en uno: el de Matthew Shipp y, con total intencionalidad, el de Ellington. El estilo de Duke y el mimo en la melodía son las realidades protagónicas en la lectura de Shipp, delicada y tan cargada de ternura como la pieza original de Ellington; máxima ésta que encontraremos con la formación en trío con Solitude.
To Duke trasciende con mucho la categoría de homenaje aunque sin abandonar su naturaleza admirativa. Provoca, sugiere, narra, recupera, avanza.
To Duke. Matthew Shipp Trio. RogueArt. 2015.
Prelude To Duke, In A Sentimental Mood, Satin Doll, I Got It Bad And That Ain’t Good, Take The A Train, Mood Indigo, Dickey Duke, Tone Poem For Duke, Prelude To A Kiss, Sparks, Solitude.
Matthew Shipp: piano; Michael Bisio: contrabajo; Whit Dickey: batería.
Comentarios