«No hay nada como estar en casa». L. Frank Baum, El Maravilloso Mago de Oz.
«Has de saber qué cometidos te depara el destino, incluso en tu palacio». Homero, La Odisea.
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Era el verano de 2005. Andaba yo hojeando con resignación una publicación sobre actividades culturales en Madrid. Y resignación es una palabra clave si estás interesado en jazz en directo, especialmente en el erial que era entonces al respecto el verano madrileño.
«BOGUI», decía la revista. En la calle Barquillo. Lo pasmoso del asunto es que tras la fecha y el horario podía leerse «jam session».
¿Un lugar desconocido en Madrid que prometía jazz en directo? No era tentador, era reglamentario.
Barquillo con Piamonte. Efectivamente, local nuevo. Por lo visto, a estrenar.
Había un pequeño escenario. Y un señor con sombrero. Y algunos clientes entrando con cierta vacilación. Pero finalmente el trío tocó. Y yo decidí que aquello se convertiría en el salón de mi casa.
Con Nobuko y Cifu en la puerta de Bogui, hace más de una década |
Con Sheila Jordan estuve charlando sobre estándares de jazz. "Nunca he cantando una canción que no me guste", me dijo. |
Los de «la tribu» nos suscribimos ipso facto. (Recuerdo gentileza de Bogui) |
Con el teniente coronel Cifuentes, "el señor del sombrero" y Pablo Martín Caminero |
En Bogui he disfrutado, he aprendido, he sentido y he pensado. Allí he presenciado cosas fundamentales en el desarrollo de mi percepción del hecho artístico y su profunda conexión con mi existencia.
He reído a carcajadas y he llorado.
A Bogui podía llegar sola o con la tribu; daba igual, era llegar a casa. Tras una tormenta, era el faro. Tras las batallas, era Ítaca.
Con Esther Cidoncha y Nobuko. Ver a Esther
moverse con su cámara era una hermosa experiencia
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Con Cifu y Lenny (o cuando Hernández y Fernández se convertían en el Trío Lalalá |
De cháchara con Ethan Iverson. |
Con mis caballeros Lenny y Dick. Cifu detrás, como abrazándonos. |
Bogui no es un lugar; es una disposición de materias y propósitos. Desde muchas perspectivas, es un traductor de anhelos; prioritariamente artísticos, pero no únicamente. Bogui es también el pasaje en el que las cosas pasan, y eso en arte es decirlo casi todo. Bogui es y será nuestra casa: esté donde esté y pase lo que (nos) pase.
© Mirian Arbalejo
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