Brad Mehldau solo piano.
Domingo 10 de noviembre de 2013. 21:00.
Auditorio Nacional de Música. Sala sinfónica.
Tres cuartas partes del aforo.
Photo credit: Michael Wilson |
Pero la improvisación en Brad Mehldau tiene una personalidad muy característica; es, si me permiten la expresión, una improvisación metódica, en un sentido personal, de construcción, de búsqueda preciosista pero con un peso disciplinar y, sobre todo, mental de gran protagonismo.
Busca y revisa, conversando, descifrando clásicos, que en la mente ecléctica de Brad Mehldau son muchos y diversos; desde Bill Evans a Radiohead, o The Beatles en el bis que regaló tras más de dos horas de concierto.
Respondía Chema García a un comentario de su blog en el que se tachaba a Mehldau de ser "un pelín frío", que "más que frío, yo diría concentrado, o reconcentrado, como el tomate". Y es que es así. Cuando Brad Mehldau deja momentáneamente sus otros proyectos (ahora mismo Mehliana, con el baterista Mark Guiliana –uno de los niños bonitos de Missingduke–, y su fundamental y cimentada formación en trío) y opta, como anoche, por el piano solo, se presencia claramente una lucha personal pero de naturaleza emocionante. Un adónde. Un cómo.
Y así, se va creando un maraña de orden que responde tanto a la inspiración como a la estructura formal, única para ese momento y lugar, en el que sucede la sorpresa, la melancolía, la armonía y la profundidad.
Comentarios