Recomendaciones Discográficas. Primavera 2021 (II) 'QUIET IS THE STAR' - Georgia Mancio y Alan Broadbent
Georgia Mancio y Alan Broadbent. Quiet Is The Star. (Roomspin Records)
A Alan le gustaría dar las gracias a Richard Rodgers, Victor Young, David Raksin, Tadd Dameron y Duke Ellington.
Esta es la última frase que aparece en las dedicatorias de las notas en Quiet Is the Star, resultado de la hermosa y productiva compenetración del dúo formado por la vocalista y letrista Georgia Mancio y el compositor y pianista Alan Broadbent.
Y es inevitable, escuchando los nueve temas originales que componen Quiet Is the Star, pensar en lo mejor del American Songbook, el Tin Pan Alley y el valor de las canciones; volver a soñar como en aquellas décadas del siglo XX donde la composición de una melodía hermosa iba de la mano con la excelencia en el mensaje escrito, de modo que los temas fueran —y lo son en este disco— un todo en esta realidad: la que logra la sinergia entre la música y la lírica; la partitura y el texto.
Nueve años después de empezar su colaboración musical, podemos considerar Quiet Is the Star como la obra más importante de esta aventura artística en común. La carrera de Alan Broadbent no se puede resumir en un texto sin emplear miles de palabras; Broadbent es el arquetipo de pianista más valorado musicalmente: líder, sideman, gran acompañante de vocalistas, creador sensible, arreglista versátil, agradecido por el legado, de interpretación y composición transparente, con un don extraordinario para la expresión. Aunque comentemos sus colaboraciones con Woody Herman, Sheila Jordan Toots Thielemans, Barbra Streisand, Lee Konitz, Natalie Cole, Paul McCartney, Irene Kral, Charlie Haden o Pat Metheny, la realidad es que es su nombre el protagonista de su propia carrera. Tras su encuentro con Mancio (a quien también seguíamos como ecléctica vocalista desde los Proms de la BBC hasta Bobby McFerrin) han recorrido juntos años, continentes y notas; fue Mancio quien convirtió el The Long Goodbye que Broadbent compuso como integrante del Charlie Haden Quartet West en The Last Goddbye.
En los temas que componen Quiet Is the Star experimentamos las diversas emociones que producen las relaciones humanas: los vínculos familiares y románticos, las reacciones viscerales como género humano o las respuestas sensibles exclusivamente personales, y lo consiguen valiéndose de la hoy rara habilidad de trasladar los sentimientos que confluyen desde ambos, compositor y lirista, a una única obra. En Quiet Is the Star el oyente se recrea en la artesanía artística: en el oficio de hacer canciones, donde la melodía y la armonía buscan expresar algo que termina de pulir el trabajo de la letrista.
Fotografía de Tatiana Gorilovsky |
En el libro que acompaña al disco (The Songs Of Alan Broadbent & Georgia Mancio) los autores explican esta compenetración tema por tema. De hecho, entre las 94 páginas de esta publicación ilustrada por Simon Manfield, encontramos las partituras de los 33 temas que han compuesto juntos a lo largo de su colaboración.
Si tomamos como ejemplo sus comentarios sobre el segundo título compartido en esta reseña (Let Me Whisper To Your Heart), leemos que la música de Broadbent fue compuesta como "recuerdo íntimo de alguien cercano y las notas producidas por esos sentimientos", mientras que Mancio aporta, refiriéndose a la letra, que está hecha en memoria de su madre, de la que habla en el libro de una forma que, efectivamente, logra reflejar la canción.
Quizá una de las incógnitas relativas a Quiet Is the Star de cara al futuro será si alguno (o varios) de sus temas se convertirá en un estándar de jazz. Pero, como hemos revisado estos últimos años, eso dependerá en pequeña parte del apego del público y, en mayor medida, de la respuesta natural de los propios músicos y del paso del tiempo.
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