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Estándares de Jazz: 2. 'I Wants To Stay Here' ('I Loves You, Porgy')





En nuestra anterior Introducción al Estándar de Jazz observamos cuáles son los orígenes más comunes de los temas que terminan recibiendo esta consideración, pero también indicamos que gran cantidad de estas composiciones pueden provenir de fuentes muy diversas.

El tema que visitamos hoy es un ejemplo claro de ello, pues se trata de un dúo de la ópera Porgy and Bess, cuya música compuso George Gershwin. Su hermano Ira se encargó del libreto, trabajando en esta ocasión con DuBose Heyward, el autor de Porgy, la novela (y de la obra teatral posterior, para la que trabajó junto con su esposa) que inspiró a los hermanos Gershwin a crear Porgy and Bess.

En este trabajo conjunto —actualmente reconocido como una de las obras más importantes de la música americana del siglo xx— se dieron cita las ideas estéticas de George —tan frescas, ricas y sensibles que figuras como Ravel o Stravinsky consideraron contraproducente academizarlas—, la genialidad de Ira para adaptar textos a las melodías de su hermano y la implicación del autor, DuBose Heyward, creador y principal conocedor de lo que sucedía a los personajes que vivían en Catfish Row, barrio ficticio de Charleston en que se desarrolla Porgy and Bess.



El talento, el trabajo y la consecución de un objetivo común fueron los motores que hicieron que la obra obtuviera una gran acogida desde su estreno en 1935, pero George, que consideraba Porgy and Bess su mejor trabajo, se sentía insatisfecho con que su composición fuera tipificada como un simple musical folclórico. Tras su muerte empezó a recibir la consideración de ópera americana, en gran medida gracias a las representaciones que dirigió en Broadway Rouben Mamoulian, quien en 1959 colaboró a su vez con Otto Preminger para la versión cinematográfica homónima protagonizada por Sidney Poitier, cuyas actuaciones musicales fueron dobladas por el reputado barítono de ópera Robert McFerrin —primer cantante de raza negra que cantó en la Metropolitan Opera de Nueva York y padre del conocido vocalista Bobby Mcferrin— o a la fastuosa producción de la Houston Grand Opera en el año 1976 —que al menos Ira sí pudo presenciar—. Desgraciadamente falleció antes de la culminación operística de Porgy and Bess en la década de 1980 en el Metropolitan Opera House y en el Festival de Ópera de Glyndebourne.


Porgy and Bess ha sido origen no de uno, sino de varios estándares de jazz, siendo Summertime el más conocido e interpretado de todos ellos. No obstante, ha brindado temas tan hermosos como Bess, You Is My Woman Now, My Man’s Gone Now, I Got Plenty O’ Nuttin’ o el que hoy nos ocupa: I Loves You, Porgy (también conocido como I Wants To Stay Here), dúo de la escena tercera del Acto II de Porgy and Bess.





Pese a que llame la atención la ortografía de los títulos, hay que tener en cuenta que para componer la obra, los Gershwin y los Heyward observaron a  los Gullah del área de Charleston para basarse en los personajes que poblarían el ficticio barrio de Catfish Row, de modo que entre la naturaleza criolla del lenguaje y el hecho de que sus marginales personajes son en su mayoría analfabetos, es de alabar el trabajo tanto de DuBose Hayward como de Ira Gershwin a la hora de crear un diálogo creíble, en el que el inglés no debe ser académico y mucho menos perfecto, de ahí que los errores ortográficos en título y letra supongan en este caso un acierto (“I wants to stay here”. “You is too decent”). Es habitual encontrar versiones que sobrecorrigen el libreto original de Ira Gershwin y DuBose Heyward, pero al optar por tratar de mejorar el texto lo que se consigue es que quien cante esta pieza ya no sea Bess, o, desde luego, no la Bess que vive en Catfish Row, no la infeliz e iletrada Bess dominada por un amante abusivo que canta confusa y sobrecogida ante el amor gentil y abnegado del mendigo lisiado Porgy.



Porgy and Bess es un canto a la desesperanza. Es, paradójicamente, el antisueño americano, un catálogo de la falibilidad humana, de la siempre actual imperfección del que triunfa ante la impotencia del luchador, del lastre de la debilidad y el precio que conlleva.
En Porgy and Bess no se habla sobre el destino, sino sobre el origen, y hasta qué punto soñar o luchar puede cambiar las cartas que nos han sido dadas al nacer.


Bess, un ser adaptado a la desesperanza, unida a dos hombres por dos dependencias diferentes: a su amante, el rufián Crown, y a Sporting Life, su camello y proyecto de proxeneta. Entre estas posibilidades vitales tan limitadas en las que Bess se encuentra, parece difícil para ella ver más allá del maltrato y el abuso. Quizá es por eso que la protección y el amor que Porgy, un hombre de cuerpo lisiado pero alma intachable (“You is too decent to understan’”), la ofrece resulten impactantes, hasta el punto de, primero, la incredulidad y, después, la resignación de una realidad dolorosa presuntamente incompatible con la realización personal, la satisfacción o la felicidad. Es en algún punto situado entre estas crueles y a la vez sublimes revelaciones donde Bess canta a su hombre, al amor que jamás se atrevió a soñar, canta al destino, a esa posibilidad caprichosa que le es tan conocida y a la que tanto teme. De algún modo, Bess canta a un si se me permite soñar, si de veras existes, y, a la vez, esto es lo que soy, tengo miedo, deseo vivir. Pero siempre la acompañará un temor profundo a atreverse a soñar con una vida mejor, envuelta en una sensación de indignidad que ella considera casi como una segunda piel (“I wants to stay here but I ain’t worthy”)


Aunque I Loves You Porgy fue compuesta para dúo, ha terminado confundiéndose con un aria por el gran número de solistas que la han interpretado, aunque en algunos casos —como en el de Ella Fitzgerald— un único solista ha recreado ambos personajes.


Dado nuestro interés en aproximarnos al tema como estándar de jazz, no entraremos en consideración con las versiones puramente operísticas.


Retomando el ejemplo de Ella Fitzgerald, hay que destacar la mítica suite de Porgy and Bess que Fitzgerald interpretó junto con Louis Armstrong en un trabajo orquestado de forma brillante por Russell Garcia y producido por Norman Granz. La cantante volvería a elegir la pieza para su repertorio en numerosas ocasiones.






Otras versiones vocales recomedadas son las de Billie Holliday, Nina Simone (1958) Diahann Carroll (también con André Previn), Lena Horne con Larry Belafonte, Mel Tormé y Frances Faye, Chris Connor o Julie London. Otras interpretaciones interesantes son las de Sammy Davis Jr y Carmen McRae, Malia o Shirley Horne y Stuff Smith.

Tanto la versión del trío de Bill Evans en 1961 como su aproximación en piano solo (1977) dejaron patente que se trataba de una composición perfecta para el pianista, que pudo identificar su manera de hacer música con este tema lírico, humano, trágico y algo onírico.









Estas características lo hicieron revivir también a manos de Keith Jarrett o de Oscar Peterson. Este último lo eligió en numerosas ocasiones para su repertorio con diversos intérpretes que aportaron realidades musicales ricas y eclécticas, como en el dúo junto con Joe Pass en el que Peterson se atrevió con el clavicordio, o la soñadora versión junto a Buddy De Franco del año 1954.








Otras versiones interesantes de piano solo son las de artistas como Thomas Clausen, Mario Rusca, Johnatan Hurtado, Michael Cunningham o Anthony Belfiglio.




El bajista Marcus Miller presentó un tema prometedor que acabó sin tener sentido, pues pareció atraído simplemente por una melodía hermosa sin contexto alguno, de modo que no era posible encontrar en él un canto a la esperanza o a la redención, y mucho más difícil es encontrarlo en aproximaciones como la de Chaka Khan. Afortunadamente existen ejemplos de músicos contemporáneos con interpretaciones sólidas y personales, como las de Joe Henderson y John Scofield o McCoy Tyner con Bobby Hutcherson.










Otras versiones recomendadas son las de Curtis Fuller, Modern Jazz Quartet, Clark Terry, Louis Hjulmand y Niels-Henning Ørsted Pedersen o Lionel Hampton.


Podéis encontrar aproximaciones interesantes en las interpretaciones de Buddy De Franco Quintet, Arturo Sandoval, Jarek Smietana, Jazz Class Orchestra (Meets Phil Woods), Charles McPherson Quartet, Heinz Sauer y Michael Wollny o Slide Hampton Octet.


Una de las recreaciones más hermosas que nos han llegado responde al tándem Gil Evans Miles Davis, quienes en 1958 publicaron el disco Porgy and Bess, basado en la obra de los hermanos Gershwin. Un año después se editaría la paradigmática versión de Bill Potts, que arregló la partitura original con ese toque west coast en The Jazz Soul of Porgy and Bess.

Precisamente, uno de los temas más aclamados de la versión Evans-Davis es I Loves You, Porgy, en el que parece entreverse el miedo pese a la emoción ante un amor y una felicidad inesperadas. La interpretación de Miles Davis y los arreglos sofisticados y sugerentes de Gil Evans van creando una carga de ese peso humano que promete amenazar cualquier promesa, y que concluye presagiando el desenlace de la propia obra: ese final abierto pero cíclico en su maldición humana de querer y no poder.











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