En Terry Gibbs no encontramos sólo un compositor e intérprete único sino también, en términos de jazz, lo mejor de dos mundos. Y es que pese a que su verdadero nombre pueda despistar, Julius Gubenko es neoyorquino de pura cepa. En su ciudad, tras una niñez ya inquieta por la percusión, su talento al vibráfono fue pronto reconocido —y reclutado— por músicos como Tommy Dorsey, Woody Herman o Benny Goodman, pero a finales de la década de 1950 se asentó en la costa oeste, de modo que con el bop en la mochila encontró que Los Ángeles le esperaba con el abrazo del sonido west coast.
Pese a que las agrupaciones y discografía de Gibbs son no sólo numerosas sino también lo suficientemente destacables como para detenernos a disfrutarlas, es imposible no sentir debilidad y entusiasmo por la big band que lideró al poco de su llegada a California, y que terminó siendo bautizada Terry Gibbs Dream Band.
La Dream Band en el club Seville en 1959 (Fuente: terrygibbs.net) |
Y es que, efectivamente, aquello fue una orquesta de ensueño. Por si no fuera suficiente con contar con músicos como Mel Lewis, Al Porcino, Conte Candoli, Bob Enevoldsen o Frank Rosolino, Gibbs extendió ese ensueño de su banda a unos arreglistas de incalculables quilates, como Bill Holman, Bob Brookmeyer, Al Cohn o Marty Paich.
La Dream Band marcó una época y una forma de hacer música, con su swing a muerte y su tempo vertiginoso, una sofisticación en las baladas que inmoviliza los pulmones y una selección de temas sin ningún tipo de restricción (desde composiciones de Debussy hasta las del propio Gibbs visitando a Ellington, Porter o Kern).
Ayer el señor Terry Gibbs cumplió 92 años, y debemos celebrar que tanto él como su vibráfono siguen en plena forma, como podéis atestiguar en este vídeo.
Su naturaleza inquieta y generosa se refleja en hechos como que en Madrid podamos disfrutar de su música gracias a su contacto con el saxofonista y responsable de la Bob Sands Big Band, a quien entregó partituras de esta Dream Band (cuya parte del vibráfono suele correr a cargo de una de nuestras joyas de la corona, el guitarrista Israel Sandoval). Incluso llegó a hablarse de traer a Mr Gibbs a Madrid.
Yo sigo ofreciendo habitación.
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