La música creada en Close Up, el último trabajo de la vocalista y compositora Sara Serpa junto con Ingrid Laubrock (saxofones) y Erik Friedlander (violonchelo), no existe únicamente para ser escuchada, sino, posiblemente en mayor medida, para ser enfrentada.
No se trata de un disco que busque el entretenimiento (aunque el buen arte siempre llene nuestras horas con utilidad); es una puerta que se abre para encontrar al otro lado, sencilla y terriblemente, a nosotros mismos. Toda esta bendita y maldita pureza la intentaremos asumir a lo largo de un sendero pleno en riqueza, conmovedor en matices, avanzando al ritmo que sus nueve temas marcan desde una distribución musical y vital aritmética. El orden elegido es necesario; es real.
Las contradicciones que podemos encontrar en Close Up no son casuales; tienen raíces certeras en la concepción del acto artístico y humano que se lleva a cabo, en el que la música sucede hic et nunc, con el trío creando su urdimbre musical en la misma habitación y en el mismo momento (descartada queda la opción de grabar cada instrumento aparte según qué pistas). Es contradictorio asegurar, por ejemplo, que no nos encontramos ante un disco de jazz per se, pero la improvisación y la realidad son las claves de esta música; tampoco se trata de música clásica pero este trabajo debería sonar en auditorios: es llamativa la ilusión sensorial que por momentos experimentaremos de encontrarnos ante un espejismo polifónico, donde asimilaremos acordes que nos susurran a Kodály, a Peterson Berger o a creaciones sinfónicas del siglo XX. Todo ello, recordemos, a partir de tres intérpretes versátiles, profundamente compenetrados, cargados de curiosidad musical, terminantemente solventes y dichosamente creativos.
Las primeras notas hipnóticas de Object, la melancolía de Pássaros, entre lo melódico y lo contrapuntístico, haciendo cantar a los propios árboles; el tímido virtuosismo y la placidez que comunican saxo y voz para experimentar después entre la armonía y los límites de la desnudez de lo que trata el sonido en Sol Enganador… todo este tramo de envolventes experiencias nos han reclamado y encaminado hacia una suerte de pasaje dirigido.
Avanza desapacible The Future, en el que se ofrece un mensaje contundente entre las palabras de Virginia Woolf y la forma musical creada por el trío; contraponiendo un ritmo hipnótico con acordes límpidos en su heterodoxia. De nuevo, se engaña al cerebro con la ilusión de una polifonía contemporánea creada en realidad por tres instrumentos.
No debemos confiarnos del sereno refugio de Listening porque con Storm Coming enseguida aprenderemos que la calma puede también ser desapacible.
Woman es un tema significativo tanto para el disco como para la propia Serpa, y quien escucha será consciente de ello. Su composición unida al texto de la lingüista, filósofa y exponente intelectual del feminismo Luce Irigaray se interlaza con las conclusiones de la propia Serpa, que confiesa musicalmente la compleja asimilación de ciertas experiencias, como la falta de apoyo a que se enfrentan las mujeres artistas cuando deciden ser madres; en realidad el mensaje, por supuesto, va más allá: no olvidemos que nos encontramos ante una de las creadoras del movimiento We Have Voice.
La primera vez que el mundo escuchó Cantar Ao Fim fue una noche en las montañas. Improvisando. Cantando a la naturaleza. Gracias al deseo de compartir ese momento, la vocalista regala una improvisación que transmite sosiego; que es capaz de mecernos. Es una de las piezas más valiosas de este Close Up, referente este año del valor de la estética musical y de la capacidad vital de la música.
© Mirian Arbalejo
Sara Serpa (voz, composiciones); Ingrid Laubrock(saxofón tenor y soprano); Erik Friedlander (violonchello)
Grabado en directo por Pete Rende en Brooklyn, Nueva York
Producido por Sara Serpa. Clean Feed (2018)
Textos: “Future” de Virgina Wolf, del Diario de Virgina Woolf: 1915-1919.
“Woman” de Luce Irigaray, Between East and West: From Singularity to Community, 2002.
“Pássaros” de Ruy Belo,“Algumas proposições com pássaros e árvores que o poeta remata com uma referência ao coração”, de Homem de Palavras, 1970
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